Encontramos a Huesitos un frío y lluvioso día de Febrero de 2016. Estaba sentado en la cuneta de una concurrida carretera, con una marca enorme en el cuello sin pelo, que indicaba que gran parte de su vida la había pasado atado y en un estado famélico. En cuanto recibió una caricia no se separó de nosotros. 

Poco a poco y con mucho esfuerzo, consiguió coger peso y dejar su pasado atrás. Ahora, busca un lugar donde ser feliz para siempre.

Si quieres darle una oportunidad a Huesitos, ¡contacta con nosotros!